Llega el 14 de febrero y lo primero que se me viene a la cabeza es el aniversario de la fundación de Guadalajara aunque los genios de la mercadotecnia se encargan de recordarme por doquier que también es ¡ día de San Valentín !
A mí que tanto me gustan las historias de amor, me encanta evocar la mía con mi francés aunque al Rey no le gusta recordar que nos conocimos por internet pues todavía tiene la impresión de que ese método es para gente rara, perdedores y pobres diablos que no tuvieron de otra ( ¡¿ como nosotros ?!)
Difiero totalmente de la opinión de mi señor agrio y sonrío de corazón a 13 años de nuestro primer contacto gracias a Internet.
Nunca fue mi “novio virtual”, no vine a éste país por él y – él lo sabe- cuando me mandó su foto ni siquiera pensé en que era guapo. No obstante, el amor tiene caminos azarosos y nos conocimos porque ya estaba escrito.
La época de la conquista fue linda y ambos la vivimos intensamente. Hasta nos casamos dos veces, aquí y allá.
Mas el amor evoluciona con los años y las cosas cambian : en apenas 11 años hemos pasado por rachas buenas y otras malas porque así es la vida. Y aquí andamos.
El cliché estipula que los franceses son románticos y yo me pregunto ¿ por qué el mío no lo es ? La verdad, tampoco soy así y no me hace falta, aunque en ocasiones el lado pragmático del Rey -muy francés diría yo- me exaspera. De igual manera, irritantes me fueron todos los 14 de febrero en México con tantos chocolates, globos, cartas, corazones y peluches – llenos de ácaros a los que soy alérgica.
Aquí en Francia no es día de la amistad. Es día de los enamorados y para tal ocasión estamos invadidos de spots publicitarios de Swarovski y Chanel, ofertas exclusivas “para enamorados” y casi todos los restaurantes proponen menús refinados – y caros-para ésta noche…
Que sea día de San Valentín o no – a pesar de todo- sé que el Rey y yo nos amamos con amor del bueno y este día es simplemente otro pretexto más para hacer lo que más nos gusta : comer bien y beber buen vino.
Él me hace sufrir con la misma intensidad con la que me hace feliz. Sé que pude haber escogido una vida diferente, seguramente mucho más fácil. Pero no. Quise esta vida así con él y no me arrepiento de nada. Aunque a veces yo misma trate de convencerme de que no es cierto, de que no lo quiero tanto como para aguantar todas sus manías y su inflexibilidad tajante ante detalles que sólo él ve.
Siempre recuerdo que me hace reír con su característico humor cáustico, que adoro sus manos de artista tanto como el timbre de su voz, la forma peculiar de su cráneo y el vello abundante en sus brazos.
Lo amo con una pasión tan visceral que frecuentemente doy pie a muchas incomprensiones. Me saca canas verdes y muchas veces merma mis fuerzas. Lo ideal sería que ambos aceptáramos nuestros errores y aprendiéramos la lección para avanzar. Se dice fácil…
Sin embargo, a pesar de los problemas que podamos tener estoy segura de que quiero envejecer cerca de su sonrisa, sin reparar ni en mis kilos ni en su latente calvicie. Y hasta casarnos una tercera vez en Las Vegas, vestidos de Marilyn Monroe, de Elvis Presley y mi hija de Chewbacca. Sólo para reír, de nosotros y de la vida.
Estoy dispuesta a todos los sacrificios por él, por nosotros 3, a sabiendas de que habrá más peleas interminables que cesarán, como siempre, con acuerdos temporales.
Si de algo estoy segura es de que es él y nadie más. Y por muy enojada o indignada que pueda estar sé que sí, aquí hay amor.
Jajajajjajajajaja me hiciste reir tanto con “la forma de su cráneo” que por cierto le heredó a tu hija, claro que mi Inés es la más bella.
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Meli ponzoñosa ! ella no tiene la cabeza plana JAJAJAJAJA
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Uy, el amor francés trastorna la cabeza, verdad? Yo estoy igual, peor… Hoy no sé bien, pero me gusta leer la locura y pasión ajena. 😀
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Así es pero bueno, al final de cuentas es lindo, de eso se trata la vida, de amor 🙂 Gracias por leer Laura 🙂
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Me hiciste el día, qué bonito es el amor ese que se siente de verdad que duele, que te hace llorar, que te hace explotar por placer y a veces por impotencia de que no puedes cambiar eso que te cambia de color, ese que no se vende en la publicidad, ese donde no hay un felices para siempre, qué bonito es lo bonito eso que a pesar de todo te llena el alma, eso que te lleva miles de kilómetros lejos de todo y de todos.
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Gracias Lilian por leer y por tus palabras bonitas que elogian al amor que mueve al mundo 😀
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